Vivir es un misterio , queremos tener el futuro en nuestro presente y hacerlo realidad a puro pensamiento , por eso vamos a prisa para capturarlo y no tenemos tiempo para las cosas importantes como las pequeñeces del diario vivir: contemplar la naturaleza , hacer una buena acción , sonreir , disfrutar de un helado sin atorarnos ,en fin las ansias por el futuro nos está consumiendo entre el estrés , la ansiedad , la preocupación y la depresión . La obsesión es hasta disonante porque no tiene mucho sentido querer alcanzar cosas o eventos que no han ocurrido , pero así seguimos sin entender que lo único factible es el presente , un presente que no degustamos sino que lo pasamos lo más rápido posible sin reparar en que de esa manera nos ahogamos en los años que no nos detenemos a disfrutar.
Pronto la vida nos ubica en la adultez mayor sin que recordemos haber parpadeado para estar allí.
El presente nos da opciones de todo tipo para hacer varias cosas , pero el afán de lo material nos ha atrapado en el trabajo continuo sin derecho al esparcimiento y al disfrute.
Quizá la salida a esta distorsión sea considerar que el futuro está en el presente de manera tangible y no a través de lo que pensamos , ya que lo que hagamos en el presente nos pasará factura con el devenir del tiempo.